La primera vuelta de las elecciones presidenciales rumanas del 24 de noviembre fue un nuevo aviso en la Unión Europea (UE) del profundo descontento socioeconómico desatendido de los ciudadanos y del creciente desprestigio de los partidos tradicionales y las instituciones políticas. La decisión del Tribunal Constitucional de ordenar primero el recuento de los votos y de estudiar después si anula el resultado de esa primera vuelta ha creado confusión en el funcionamiento democrático rumano en vísperas de las elecciones legislativas del 1 de diciembre y de la prevista segunda vuelta de las presidenciales del 8 de diciembre.
El Constitucional ha actuado a raíz de la demanda presentada por un candidato ultra, Cristian Terhes, que . Por su parte, el Consejo Supremo de Defensa y el presidente rumano, Klaus Iohannis, atribuyen a la inesperada victoria en la primera vuelta del exalto cargo de la ONU y , que obtuvo el 22,94% de los votos con un programa de relanzamiento económico y desvinculación de la guerra de Ucrania.
La de Unión Salvar Rumania (USR), segunda más votada con un programa reformista anticorrupción (19,17%), acusó al derrotado primer ministro socialdemócrata (PSD), Marcel Ciolacu, de estar detrás de las decisiones del Constitucional. El expresidente rumano Traian Basescu y diferentes politólogos temen que la interferencia del Constitucional en el proceso electoral desestabilice el país.
El resultado electoral que podría ser anulado hundió a la coalición gubernamental formada por los socialdemócratas y el Partido Nacional Liberal (PNL), afiliado a los populares europeos, que perdieron 10 y 16 puntos respectivamente respecto a las legislativas de 2020. El primer ministro Ciolacu quedó tercero y excluido de la segunda vuelta con el , y el candidato del PNL, el exgeneral y exprimer ministro Nicolae Ciuca, quedó quinto, con el 8,78%.
Si al porcentaje obtenido por los dos outsiders que ganaron la primera vuelta de las presidenciales, se suma el 13,86% logrado por otro candidato ultra, el líder de la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR) George Simion, el voto de protesta supera el 55,9%.
Terhes, detonante de la decisión del Constitucional, es eurodiputado del grupo ultra Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Tehres se distingue por sus sucesivos cambios de partido. Tras años de atacar con dureza a los socialdemócratas, Tehres fue como candidato precisamente del PSD. Al año siguiente, se pasó al Partido Nacional Campesino Cristiano Demócrata. Partido Nacional Conservador Rumano (PNCR) para convertirse en su líder y forma parte del bloque ultra AUR.
La crisis política rumana se produce en un contexto de descrédito institucional: , mientras que la confianza en el Parlamento baja al 28%, según los anexos del sondeo Eurobarómetro de la Comisión Europea de junio. Ambos porcentajes están por debajo de la media ya muy baja de la UE (33% y 36%, respectivamente). La confianza de los rumanos en sus partidos políticos .
Esta desconfianza es fruto de la falta de respuestas efectivas de los gobiernos a la elevada desigualdad, la perdida de poder adquisitivo, la y y el empeoramiento de las perspectivas económicas. A ello, se suma la persistente corrupción, que implica tener que , según Transparency International.
En Rumania, nacional, mientras que el 50% de la población solo suma el 7,3% de la riqueza, según el Global Wealth Databook 2023 de la Unión de Bancos Suizos (UBS). nacionales, mientras que el 50% de la población solo logra sumar el 15,6% del total, según el World Inequality Database (WID).
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La subida del precio de los alimentos de más del 50% desde la pandemia ha recortado el poder adquisitivo de la mayoría de hogares, ya que las subidas salariales han sido inferiores al encarecimiento de los principales gastos del presupuesto familiar. , un 56% más que en la media de la UE, según Eurostat. La pobreza alimentaria ha empeorado desde 2019 y , casi cuatro veces más que en España (6,4% de los hogares), detalla Eurostat.
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