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Jaume Duch: “Σύμφωνα με το μέλλον της Ουκρανίας, θα γνωρίζουμε ποιο θα είναι το μέλλον της Ευρώπης”

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El actual conseller de Unió Europea i Acció Exterior, (Barcelona, 1962), ha sido un testigo de excepción de la reacción de la Unión Europea (UE) en las tres grandes crisis que ha tenido que lidiar el club comunitario: el Brexit, la pandemia del covid y la guerra de Ucrania. Con motivo del tercer aniversario de la invasión del país eslavo por parte de Rusia, el que fuera portavoz del Parlamento Europeo (de 2006-2024), cargo al que en 2017 sumó el de director de Comunicación de la Cámara, aborda en entrevista con EL PERIÓDICO este conflicto, así como el regreso sísmico de Donald Trump a la Casa Blanca o el avance en la cuestión de la y en el en el exterior.

¿Cómo definiría el papel que ha jugado la UE durante los tres años de guerra a gran escala en Ucrania?

Un papel fundamental. Si miramos los datos nos damos cuenta de que durante estos tres años el socio más importante que ha tenido Ucrania ha sido la UE. Y hablo desde muchos puntos de vista. Desde el humanitario, recordemos que acogimos a más de cinco millones de ucranianos en el momento más crudo de la guerra. Pero también hemos dado un apoyo militar muy grande, además del trabajo de apoyo a la permanencia del Estado, es decir, el dinero que se ha ido vehiculando hacia Ucrania para que pudiera seguir pagando los sueldos de sus funcionarios, para que el país pudiese funcionar, para que la red eléctrica estuviese conectada, para evitar daños más grandes a la población civil. Por tanto, durante estos tres años el gran aliado de Ucrania ha sido fundamentalmente la UE.

¿Y cuál es el papel que debe o podrá jugar ahora, ante unas posibles negociaciones de paz a las que no está invitada?

Ucrania y la UE deben ir juntas, de la mano, entre otras cosas porque según cual sea el futuro de Ucrania de alguna manera también sabremos cuál será el futuro de la propia UE. Una solución para Ucrania también es una solución para el resto del continente europeo y, por consiguiente, tanto Ucrania como la UE deben participar en cualquier posible proceso de paz. De la misma manera que probablemente el día que llegue esta paz, la UE tendrá que ser o continuará siendo el primer contribuyente para reconstruir el país.

Ο σύμβουλος Jaume Duch, στη διαταραχή του από το Τμήμα της Ευρωπαϊκής Ένωσης και ξένη δράση. / ZOWY VOETEN

Hay bastante consenso en la Comisión Europea y en la OTAN de la necesidad de invertir más en defensa para proteger a la UE de la amenaza rusa. ¿Sólo se puede combatir a Putin con armas?

No, pero todos sabemos que este tipo de países responden en función de lo que tienen delante. Si ven que tienen el campo libre, no hay nada mental o ideológicamente que les detenga. En cambio, si ven que lo que tienen delante es una UE bien organizada, con un sistema de seguridad y defensa, estas tentaciones de anexión territorial, que no son sólo tentaciones, lo vemos en la práctica en Ucrania y en otros países como Georgia, no tendrían manera de materializarse. La UE ya ha realizado un esfuerzo muy importante en términos de defensa en estos últimos tres años. La Comisión calcula que hemos pasado de 200.000 millones a 320.000 millones de euros en gasto en defensa. Pero habrá que ver cómo evolucionan las cosas. Si EEUU sigue retirándose de Europa, o quiere jugar un papel menos importante en la OTAN, nosotros tendremos que tomar medidas compensatorias.

¿Este aumento del gasto en defensa puede acabar yendo en detrimento del gasto social?

En absoluto, esto no debe ocurrir. Debemos tener muy claro que todo lo que son las políticas sociales, medioambientales y de bienestar ciudadano son importantísimas. Por tanto, si se tiene que hacer un esfuerzo en materia de seguridad, deberá ser a base de presupuestos suplementarios, de deuda y de liberar las obligaciones de los Estados respecto al máximo de deuda que pueden contraer. No creo que la solución sea recortar de donde no debe recortarse.

También hay cada vez más voces que enfatizan la necesidad de un ejército europeo. ¿Lo ve factible?

Sobre esto se ha discutido mucho y yo creo que no es tanto hablar de si tiene que haber un ejército europeo como si debe haber capacidades militares estructuradas y organizadas. Esto no quiere decir tener un ejército europeo con la bandera de la UE. Esto quiere decir que los diferentes ejércitos de los diferentes Estados sean mucho más compatibles y que haya momentos en los que se puedan crear brigadas o que partes de estos ejércitos puedan trabajar conjuntamente. Yo creo que más bien esta es la vía. Pensar en un ejército europeo puede ser muy interesante desde el punto de vista teórico, pero en la práctica es mucho más complicado.

Más allá del anuncio de unas negociaciones de paz sobre Ucrania, el regreso de Trump a la Casa Blanca ha supuesto un terremoto en muchos otros ámbitos. ¿Estamos ante el inicio de un nuevo orden o, como dicen algunos analistas, desorden mundial?

Estamos ante una etapa completamente diferente. Solo hace un mes que ha empezado la presidencia de Trump y ya ha cambiado muchos parámetros que durante 70 u 80 años habían sido inamovibles. No es solo su posicionamiento en el tema de Ucrania o las amenazas a Europa con el gasto militar, es también lo que está haciendo en su propio país, ese desguace de la administración pública, de los servicios para la gente que tiene más necesidades. O lo que está pasando con la cooperación. Una de las primeras medidas ha sido paralizar completamente todos los instrumentos de ayuda al desarrollo que EEUU tenía en todo el mundo. Estamos hablando de 40.000 millones de dólares. Estamos hablando, por tanto, de millones y millones de personas en EEUU y fuera que vivían gracias a esta cooperación. No es solo el gran orden internacional, son cosas mucho más concretas.

El conseller de Unió Europea i Acció Exterior, Jaume Duch.

Ο Υπουργός Ευρωπαϊκής Ένωσης και Εξωτερικών, Jaume Duch. / ZOWY VOETEN

Hace unos días, en EL PERIÓDICO hicimos el ejercicio de intentar , pero nos focalizamos en los contrapesos internos. ¿Desde el punto de vista europeo, hay alguna manera de detener a Trump?

Sí, por supuesto. Y esto es lo que debe hacerse en los próximos meses. Yo no diría tanto parar a Trump, no creo que este deba ser el mensaje. Lo que sí creo es que la UE debe utilizar todos sus mecanismos para evitar consecuencias negativas de las decisiones que se puedan tomar en EEUU, por ejemplo, en el campo del comercio exterior, en la protección del medio ambiente y en la ayuda al desarrollo. Una parte muy importante del presupuesto de este departamento y, por tanto, del presupuesto de la Generalitat, va a cooperación y ayuda humanitaria. Bien, pues probablemente en los próximos meses y años tendremos que hacer esfuerzos suplementarios, no digo por compensar, porque no compensaremos todo lo que se esté perdiendo del otro lado, pero sí para intentar revertir esta tendencia. Hay muchas cosas que pueden hacerse, pero para que sean útiles deben hacerse a nivel europeo.

Concretamente sobre los aranceles que ha anunciado Trump para la UE, ¿cuál cree que debe ser la respuesta?

Bien, primero deberíamos intentar que estos aranceles no entren en vigor. Durante la primera presidencia de Trump ya hubo un momento en el que se anunciaron aranceles. Después, la mayor parte no entraron en vigor porque hubo una negociación con la UE. Veremos qué ocurre ahora. La UE, la Comisión y el presidente del Consejo, António Costa, ya lo han dicho: si EEUU insiste en poner aranceles, la UE pondrá aranceles. ¿A quién beneficiará eso? A nadie. ¿A quién perjudicará? Pues a todo el mundo, pero probablemente al final perjudique más a los propios americanos que a los europeos.

¿Desde el Govern, se ha trabajado en algún plan para minimizar el impacto que podrían tener esos aranceles?

Sí, pero esto se coordina a nivel europeo. Lo que se hace es tener conversaciones con las instituciones europeas, con las diferentes autoridades, también con el Gobierno español, para estar seguros de que si entramos en esta guerra, no afecte a productos que para nosotros son importantes. También debemos intentar abrir nuevos mercados, no estar sólo pendientes de si podemos exportar a EEUU. El mundo es mucho más grande. Tenemos América Latina. Tenemos un acuerdo que acaba de firmarse con Mercosur. Tenemos países del sudeste asiático con los que la UE está empezando a acordar tratados comerciales. La diversificación es también una respuesta.

En Europa están avanzando los populismos de ultraderecha que tienen a Trump como aliado. ¿Existe un riesgo de desmantelamiento de la UE como consecuencia de la acción de estos partidos?

No creo que exista un riesgo de desaparición de la UE, en absoluto. Pero sí pienso que debemos ser muy cuidadosos para evitar que la UE empiece a ralentizarse o que su funcionamiento no sea tan eficaz como ha sido en los últimos años, por ejemplo, en el caso del Brexit o de la pandemia. Los extremismos normalmente van ligados al euroescepticismo, a veces incluso a la eurofobia, y por tanto, por ahí puede entrar un cierto debilitamiento de la UE. Eso es lo que debe evitarse. Pero también pienso que si conseguimos hacer las cosas juntos, el peligro es mucho más pequeño que si intentamos defendernos cada uno por nuestro lado.

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