Η ένταση μεγαλώνει στο Ισραήλ, ενώ το Ανώτατο Δικαστήριο αποφασίζει για την απόλυση του στοίχου Shin

Israel vive sus horas más tensas. A las puertas de una crisis constitucional, la sociedad israelí llena las calles y las salas de audiencias con rabia y frustración. Este martes, el Tribunal Supremo está escuchando peticiones contra la destitución por parte del Gobierno israelí de Ronan Bar, jefe del Shin Bet, la agencia de seguridad interna. Las autoridades judiciales están considerando si verdaderamente su despido es político, tal y como alega la oposición al Ejecutivo del primer ministro Binyamín Netanyahu, y conlleva un conflicto de intereses por el caso Qatargate.
Mientras los manifestantes se amontonan en las plazas de Israel, los jueces del Tribunal Supremo tratan de hacer su trabajo. Para lograrlo, han tenido que vaciar de público la sala debido a las constantes interrupciones de la audiencia. Antes, la diputada del Likud de Netanyahu, Tally Gotliv, había sido expulsada por agentes de seguridad debido a los abucheos que lanzaba impidiendo el fluido desarrollo de la sesión. Es un día de muchísima tensión en Jerusalén. La decisión del Tribunal Supremo será clave para el futuro de Israel.
“Esta es una imagen de una situación dolorosa de un Estado y una sociedad siendo destrozada, y de un Gobierno que hace todo para separarnos”, ha denunciado Benny Gantz, líder del partido Unidad Nacional en la oposición. Hace días que la jornada del 8 de abril estaba marcada en el calendario por lo que podría pasar respecto a la destitución de Bar y, en consecuencia, a la democracia israelí. El Gobierno ultraderechista de Netanyahu destituyó al jefe del Shin Bet alegando una crisis de confianza, pero muchos señalaron que este intento de despido iba más allá. La agencia que Bar dirige participa en la investigación del Qatargate.
Caso Qatargate
Según este caso, varios asesores cercanos a Netanyahu supuestamente realizaron trabajos de promoción de la imagen de Catar en Israel mientras trabajaban para el primer ministro. El propio Netanyahu tuvo que declarar la semana pasada en el caso. Fue citado como testigo el mismo día que nombró, por sorpresa, a un nuevo jefe de los servicios secretos internos, sin esperar a que el Tribunal Supremo decidiera sobre la destitución de Bar. Horas después, se desdecía de su elección aparentemente por la oposición desde el interior de su propio partido. Desde entonces, Israel vive en una vorágine con la mirada puesta en el contrapunto que debe ejercer el poder judicial. El Tribunal Supremo frenó la votación de los ministros del gobierno para destituir a Bar, pendiente de su posicionamiento a aclarar este martes.
Por su parte, los aliados ultraderechistas de Netanyahu, partidarios del despido de Bar, han aplaudido las protestas en la sala. “Los gritos que se escuchan hoy en la sala del Tribunal Supremo se hacen eco de los gritos de millones de personas, cuyos derechos están siendo pisoteados y cuya elección democrática que hicieron en las urnas les está siendo arrebatada por un puñado de jueces arrogantes y distantes”, ha celebrado el ministro de Justicia, Yariv Levin, propulsor de la polémica reforma judicial que busca dar más poderes al Ejecutivo por encima del judicial. Anteriormente, Levin ha insistido en que el Gobierno debería ignorar al tribunal si este fallara en contra de la decisión de despedir a Bar, y simplemente negarse a trabajar con él. Eso mismo también cree un tercio de los israelíes judíos, según una encuesta publicada este martes por el Instituto de Democracia de Israel.
En plena guerra
Los representantes de la fiscalía han confirmado que el Gobierno tiene la autoridad para destituir al líder del Shin Bet, pero no ha seguido el procedimiento adecuado en este caso. La destitución del jefe del Shin Bet es algo inédito en la historia de Israel. “Si el primer ministro cree que el ejercicio de la autoridad de investigar por parte del jefe del Shin Bet es un intento de derrocarlo, entonces claramente tiene un problema personal”, ha señalado el abogado Aner Helman en representación de la fiscal general. Además, ha reconocido que existen vídeos del primer ministro afirmando tal cosa. El jefe del Shin Bet debe poder decir no a los políticos sin temer una “crisis de confianza”, ha declarado Helman, subrayando la importancia de mantener la independencia de la agencia de seguridad interna.
“En resumen, el país está una vez más potencialmente en camino a una crisis constitucional, con una rama del Gobierno negándose a escuchar a la otra”, ha analizado el encargado de asuntos legales y asentamientos en The Times of Israel, Jeremy Shamer. Todo esto ocurre mientras Israel sigue enfrascado en la guerra contra Gaza, que ya ha matado a al menos 50.569 palestinos durante este año y medio. Las fuerzas israelíes continúan bombardeando la franja, asesinado a unas 19 personas desde la madrugada en todo el territorio, de acuerdo a la Defensa Civil gazatí. El día anterior, más de una sesentena perdieron la vida.