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Η Κούβα τιμά την 66η επέτειο του επαναστατικού θριάμβου εν μέσω πρωτοφανών κακουχιών

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“Queridos compatriotas: Infinitas gracias por el heroísmo frente a la barbarie de la guerra económica que se nos hace”. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel llamó a una población agobiada a recordar el 2024 “no por los obstáculos y las carencias” sino “porque todos los vencimos juntos”. El mensaje de salutación al cumplirse 66 años del triunfo revolucionario coincidió con una nueva ola de apagones parciales en la isla. No todas las casas celebraron la llegada del año nuevo con luz. “Honra y emociona sobremanera saberse parte de este pueblo que no nació destinado a la grandeza. Se la ha ganado a golpe de heroísmo y creatividad en la resistencia”, insistió Díaz-Canel.

La empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) estimó que al menos el 10% de los hogares se despidieron del año a oscuras. Las autoridades hicieron un esfuerzo de mitigar la penumbra. Los días previos habían encontrado a casi un 38% del país con cortes parciales de hasta 12 horas. El Gobierno ha intentado que estos no afecten tanto a La Habana, donde se concentra el consumo y también el enojo colectivo con la situación.

 La crisis del servicio eléctrico tuvo un punto de inflexión en 2024 con tres desconexiones totales del sistema, y solo una provocada por un huracán. Los apagones provocaron mayor enervamiento social y redoblaron los pedidos del Gobierno a la paciencia y una resignación disfrazada de heroísmo. Cuba consume ocho millones de toneladas de combustibles, pero solo produce tres millones y debe adquirir el total restante. Rusia contribuyó con decenas de barcos a que la situación no se agravara. El petróleo venezolano no fluyó como antes. México contribuyó a que el déficit de provisión no fuera aún más agudo.

El efecto de estas interrupciones es devastador para una economía que no arranca por razones que exceden al problema energético y a las mismas sanciones de Estados Unidos. “Ni la basura redundante, ni la cabalgata de los precios sin cabeza, ni la carencia de azúcar en el país que de azúcar fue, ni los huevos que nos faltan, ni dos ciclones ni dos terremotos, ni el regreso de Trump, ni el mundo en guerra, ni un cumpleaños dandy en zona vedada… Ninguno, entre los múltiples sucesos que marcaron la agenda pública en Cuba durante este año que se va, fue más constante ni conturbó tanto la sensibilidad ciudadana como el tema de la electricidad; o coloquialmente dicho: la falta de luz”, señaló el portal ´La Joven Cuba`.

El año del “ajuste”

Las autoridades expresaron su voluntad de poner en marcha una transición energética. La voluntad retórica se choca con los hechos. El 2024 fue, además, el año del ajuste económico, un concepto común a muchas economías latinoamericanas que era desconocido en Cuba antes de la reforma monetaria. El Gobierno saludó la buena nueva de un superávit de cuenta corriente después de haber recortado drásticamente el gasto público en 2.375 millones de dólares. Solo la poda del ultraderechista argentino Javier Milei ha sido mayor en la región. El Gobierno esperaba un crecimiento del PIB, pero las previsiones no se cumplieron y se espera una retracción similar al 1,9% de 2023. La isla no ha podido recuperar los niveles de actividad previos a la pandemia. El turismo, el principal motor económico, se redujo casi ocho puntos respecto a 2023.

El ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, expresó no obstante su confianza en que la luz de la esperanza sea más poderosa que la del servicio eléctrico menguante. “Con la fuerza de la unidad este año hemos salido adelante frente a los daños que provoca el genocida bloqueo del gobierno de EEUU al pueblo cubano y a adversidades impuestas por la naturaleza”.

 No ha sido solo la falta de energía la que amargó las fiestas de fin de año en la mayor de las Antillas. El economista Pedro Monreal, quien fue parte del Centro de Estudios de América (CEA), una usina intelectual del castrismo décadas atrás, ha calculado que una familia de tres miembros necesita entre diez y once salarios mínimos para comer un mes. El salario mínimo es de 62 dólares y el medio de unos 190 de la moneda norteamericana. Esa carencia se reflejó en las mesas navideñas y las de la noche del 31 de diciembre, acentuando la dualidad que afecta a una isla donde es significativa la diferencia entre tener o no tener, como se llama una novela de Ernest Hemingway, escrita en 1937 y con Cuba en el epicentro de la historia. El cerdo o el pescado, el llamado arroz moro y los dulces faltaron a la cita de parte de una población afectada por la emergencia alimentaria. En medio de la escasez, el portal oficial ´Cubadebate` recomendó a sus lectores recetas imaginativas como los “plátanos de tentación”, con azúcar, vino y canela, y el “pollo con leche de coco” o “a la miel“. Las recetas han sido objeto de burla en las redes sociales.

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La cuestión de las remesas

La mesa estuvo mejor servida para aquellas familias que reciben dinero de quienes viven en el exterior. Unas 218.000 personas arribaron solo a Estados Unidos en el año que acaba de pasar. Las remesas constituyen en la actualidad el segundo rubro de la economía cubana. En 2023 fueron de 1972 millones de dólares. Sin embargo, el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA) que manejan las Fuerzas Armadas ha perdido en 2024 el monopolio de la recepción de ese dinero. Las remesas están siendo captadas por una red de más de 150 “bancos informales”. La llamada “rebelión financiera” no es ajena a la vigencia de las sanciones norteamericanas que prohíben las transacciones con entidades controladas por los militares.

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