Ο Μακρόν επισκέπτεται την Παναγία των Παρισίων με τους υπεύθυνους για την ανοικοδόμησή της λίγες μέρες πριν από τα επίσημα εγκαίνιά της
Unos minutos más tarde de la hora prevista, se abrían este viernes las puertas de la catedral de Notre Dame por primera vez, después de cinco años del incendio que arrasó gran parte del edificio, para acoger a sus primeros invitados: Emmanuel Macron y Brigitte Macron.
Este viernes, el presidente y su mujer visitaron por primera vez la catedral restaurada, a tan solo ocho días de su inauguración oficial. “Esta reapertura es un choque de esperanza“, afirmó el presidente durante su visita, que fue retransmitida en directo por la televisión pública francesa bajo una gran expectación.
Una visita dividida en 10 etapas, en la que el presidente estuvo acompañado de un gran séquito de profesionales al cargo de los trabajos de restauración, recorrió todos los rincones de la catedral; la nave, la Santa Capilla de Marcel o un pequeño recorrido en el que el Macron pudo disfrutar de los pequeños detalles, como las vitrinas restauradas o los archivos de esta histórica remodelación.
A esta visita casi de Estado también fueron invitadas 1.300 personas, de las 2.000 que han contribuido en los trabajos de restauración, incluyendo el arquitecto y paisajista belga Bes Smets, el diseñador encargado de los muebles de la liturgia, Guillaume Bardet, el carpintero, Jean-Luis Bidet, o el arquitecto encargado de la restauración de los monumentos históricos, Pascal Prunet. Para todos ellos, que fueron los primeros en entrar, el presidente quiso tener unas palabras: “Esta visita es la ocasión de agradecer en particular a los artesanos de la madera, del metal y de la piedra, a los campanistas y restauradores de arte, a los doradores y escultores, a los carpinteros, arquitectos y arqueólogos, ingenieros y planificadores de funciones logísticas y administrativas”. Un agradecimiento que no terminó ahí: “Es para todos nosotros una emoción inmensa encontrarnos aquí, en nuestra catedral, donde, hace cinco años, la nave albergaba un verdadero campo de ruinas. Son 2.000 mujeres y hombres que pasaron sus días y sus noches en esta obra. Hiciste realidad este desafío”.
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Se cumplen casi cinco años desde que la Catedral de Notre Dame ardió destrozando una parte importante de su patrimonio. A este incendio le rodean aún muchas incógnitas, pero tras años de remodelación y un gran debate sobre cómo debían ser esos trabajos, los franceses podrán finalmente visitar a su dama el próximo 8 de diciembre, cuando se abra al público de manera oficial.
Una inauguración que durará varios días y en la que se rendirá homenaje con varias liturgias a los trabajadores y a los donantes, y a la que también acudirán numerosos dirigentes y jefes de Estado.
700 millones de euros en donaciones
Esta restauración se ha producido en un tiempo récord tras los importantes daños que dejó el incendio en 15 de abril de 2019, y ha sido gracias a los 700 millones de euros obtenidos mediante donaciones privadas. Entre los donantes se encuentra Bernard Arnault, el hombre más rico del mundo y propietario del grupo LVMH.
Durante los años de restauración, también surgieron importantes debates en los que no faltó la polémica. Las autoridades decidieron sacar a concurso el diseño de la cúpula y la flecha de la catedral, que quedaron devastadas por el incendio. Los proyectos presentados generaron una gran polémica; algunos demasiado modernos, otros criticados por alejarse del estilo gótico del edificio. Finalmente, las autoridades no arriesgaron y apostaron por intentar mantener el diseño original.
No solo el diseño, la propuesta de la ministra de cultura, Rachida Dati, de empezar a cobrar entrada generó una ola de críticas. Finalmente el proyecto de una Notre Dame de pago ha quedado en una idea, aunque no se descarta que en un futuro los visitantes tengan que abonar una cantidad para entrar en la catedral, como ya se hace en la Sagrada Familia o el Duomo de Milán.
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Notre Dame se ha puesto bella para la ocasión. No solo se ha restaurado la parte dañada por las llamas, sino también se ha aprovechado para limpiarla entera, porque el próximo 8 de diciembre, París y sus turistas podrán volver a disfrutar de una de las obras arquitectónicas más importantes de Francia, pero también del mundo.