Οι τελευταίες ώρες του Μπασάρ αλ Άσαντ στη Συρία: ένα παλάτι σε σοκ, μια ομιλία που δεν φτάνει και στρατιώτες που φεύγουν απελπισμένοι
Horas antes de la el 8 de diciembre, el presidente sirio Bashar el Asad ya había sin avisar a sus familiares ni a sus más cercanos colaboradores, según revelaron a la agencia France Presse (AFP) cinco altos responsables.
La noche previa, Asad llegó a llamar a su asesora Buthaina Shaaban para pedirle que le preparara un discurso, nunca pronunciado. Finalmente tomó un avión en Damasco para dirigirse a la base aérea rusa de Hmeimim, en el oeste del país. “Se fue sin avisar a sus más estrechos colaboradores”, dijo a AFP un ex alto funcionario, que pidió anonimato por razones de seguridad. Una vez en la base de Hmeimim, “un avión se lo llevó a Moscú”, añade esta persona.
“Su hermano Maher”, al frente de la temida Cuarta Brigada, “se enteró de causalidad cuando estaba con sus soldados defendiendo Damasco. Decidió entonces tomar un helicóptero y marcharse, al parecer a Bagdad”, indica la misma fuente.
Los ex altos funcionarios y otras fuentes contaron a AFP cómo fueron las últimas horas del presidente sirio, que gobernó autoritariamente el país desde el año 2000 tras suceder a su padre, Hafez.
Un barco sin capitán
El día que arrancó la ofensiva rebelde desde la provincia norteña de Idlib, el miércoles 27 de noviembre, Bashar el Asad estaba en Moscú, donde su esposa, Asma, recibe un tratamiento contra un cáncer.
El dirigente no apareció en la defensa de tesis doctoral de su hijo Hafez, matemático instalado en Rusia, dos días más tarde, pese a que toda la familia sí que fue, según un funcionario de la depuesta presidencia, que pidió anonimato.
El sábado 30 de noviembre, cuando regresó de Moscú, ya había caído , la gran ciudad del norte de Siria.
En cuestión de días, la rebelión, encabezada por el movimiento islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) e integrada por grupos proturcos, se apoderó de Hama y Homs, en el centro del país, antes de rodear Damasco una semana más tarde.
“Ese sábado [7 de diciembre]Ο Άσαντ δεν συναντήθηκε μαζί μας. Ξέραμε ότι ήταν εκεί, αλλά δεν είχαμε συνάντηση μαζί του», λέει ένας πρώην ανώτερος αξιωματούχος στο προεδρικό μέγαρο. «Δεν υπήρχε καμία εξήγηση. «Αυτό προκάλεσε μεγάλη σύγχυση στην κορυφή και ακόμη και στο έδαφος», προσθέτει. «Από την πτώση του Χαλεπίου δεν τον ξαναείδαμε, κάτι που ήταν πολύ περίεργο», συνεχίζει αυτός ο ανώτερος αξιωματούχος.
A mitad de la semana pasada reunió a los jefes de los servicios de inteligencia, para tranquilizarlos. Pero en los hechos, no había nadie al timón. “La caída de Alepo nos sacudió”, relata este ex responsable de la presidencia.
Luego fue el turno de Hama, una ciudad del centro del país de gran valor estratégico. “El jueves hablé a las 11.30 de la mañana con militares de Hama, que me dijeron que la ciudad estaba completamente cerrada y que no podían entrar ni los ratones”, relata a AFP un coronel, bajo anonimato. “Dos horas más tarde recibieron la orden de no dar batalla y de redesplegarse en Homs, más al sur. Los soldados (…) estaban sin saber qué hacer; se cambiaron de ropa, tiraron sus armas e intentaron volver a sus casas. ¿Quién dio la orden? No lo sabemos”, añade este coronel.
En Homs, el gobernador aseguró a un periodista que había pedido al Ejército resistir. Pero no sirvió de nada: nadie defendió la ciudad en nombre del régimen.
Un discurso continuamente postergado
El sábado por la mañana, con Damasco rodeado, se hablaba de la posibilidad de que Bashar el Asad diese un discurso. “Todo estaba listo”, cuenta el ex alto funcionario de la presidencia. “Más tarde nos llevamos la sorpresa de enterarnos que el discurso había sido aplazado, tal vez a la mañana del domingo”.
Según él, todos los altos funcionarios ignoraban que en ese momento el Ejército sirio había empezado a quemar sus archivos.
El sábado a las 21.00 (18.00 GMT), “el presidente llama a su asesora política Buthaina Shaaban para pedirle que le prepare un discurso y presentarlo al comité político, que debe reunirse el domingo por la mañana”, detalla a AFP otro ex alto responsable. “A las 10 de la noche ella lo llama, pero ya no le responde más al teléfono”, añade este estrecho colaborador del depuesto presidente.
Por la noche, el jefe de prensa de la presidencia, Kamel Sakr, dijo a los periodistas: “El presidente va a hacer una declaración muy pronto”. Pero luego deja de responder al teléfono, al igual que el ministro del Interior, Mohamed al Rahmun. El ex alto funcionario dice que estuvo en su oficina hasta las 2.30 de la madrugada. “Estábamos listos en todo momento para recibir una declaración o un mensaje de Asad. Nunca habríamos imaginado semejante escenario. Ni siquiera sabíamos si el presidente estaba todavía en el palacio”, recuerda.
Hacia la medianoche, se hizo saber que el presidente necesitará un camarógrafo para un evento previsto la mañana siguiente. “Nos tranquilizó sobre el hecho de que todavía debía de estar ahí”, dice el ex alto funcionario. Pero hacia las dos de la madrugada, definitivamente, un responsable de los servicios de inteligencia lo llama a él para decirle que todo el mundo se había marchado. “Yo estaba en shock. Ya sólo eramos dos personas en la oficina. El palacio estaba casi vacío, y estábamos muy confusos”.
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A las 2.30 de la madrugada, por tanto, salió del palacio. “Al llegar a la plaza de los Omeyas, vi muchísimos soldados huyendo, buscando un medio de transporte”. “Eran miles; venían de las instituciones de seguridad, del Ministerio de Defensa y de otras ramas de los servicios de seguridad. Nos enteramos de que sus superiores les habían dado la orden de huir”, relata. “La escena era espantosa. Decenas de miles de coches saliendo de Damasco, y mucha más gente yéndose a pie por las carreteras. En ese momento supe que todo estaba perdido y que Damasco había caído“.